Me gusta experimentar, ya lo sabéis. Por eso hoy me lanzo en una experiencia inédita, que es escribir esta entrada de blog cuando lo que de verdad me apetece es salir al bosque, excavar un agujero en la tierra, cubrirlo de hojas secas y echarme allí, en silencio y soledad. O, aun mejor, tirarme en el sofá comiendo porquerías y viendo la tele hasta el final de los tiempos.
Pero quiero aprovechar este momento de bajón para escribir tal vez el post más íntimo que haya escrito hasta ahora. Debo tener una mezcla de alergia primaveral, pico de hipotiroidismo y estrés, pero seguro que mañana o pasado me encontraré mejor.
Es un buen momento para coger al vuelo mis facetas más oscuras y sensibles. Soy así de rara, ya lo sé. Me gusta ir al fondo de las cosas para descubrir la verdad. Estos momentos de bajón con síntomas muy desagradables como intenso dolor de cabeza y garganta, dolores articulares y musculares generalizados, niebla mental, cansancio, pesadez, falta de ánimo y energía, me pasan de manera muy poco frecuente ahora. Esto me permite valorar muchísimo mi vida actual, prácticamente desprovista de síntomas, cuando hace poco más de año y medio, vivía en una nube oscura y asquerosa que me aplastaba, cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día de mi vida. Meses y meses, hasta el punto que el dolor y el malestar se hicieron casi insoportables y empecé a pensar que no tendría otro remedio que buscar maneras de acabar con este sufrimiento. Esto fue poco antes de descubrir el trabajo de Sarah Ballantyne y el Protocolo autoinmune (AIP), que fue mi chaleco salvavidas, como muchos sabéis.
Hace unas semanas escribí en el grupo Facebook de Episalud que, a pesar de haber cuidado muy bien mi alimentación y mi estilo de visa durante los días anteriores, había tenido un bajón que había coincidido con un pico de hipotiroidismo, acompañado por sus síntomas habituales como aumento del hambre y del peso, ralentización del metabolismo, más pasividad, más cambios de humor, más irritabilidad y tendencia a la depresión. Por lo tanto, escribí que me había zampado dos paquetes de galletas industriales sin gluten en un día. Y Gisela, una amiga del grupo, puso un comentario del tipo «Ya está bien, empezaba a pensar que eras un robot». Esta frase me ha dado mucho que pensar desde entonces.
Y por eso, hoy quiero escribir sobre mis facetas más oscuras y más humanas, y demostraros que no, efectivamente no soy un robot. ¡¡¡Tacháann!!!
- Primero, os aseguro que soy una persona real, aunque me esconda cada día detrás de la pantalla para trabajar (os recuerdo que soy traductora profesional autónoma) y para comunicarme con vosotros, mediante entradas de blog o publicaciones en el foro de Facebook.
¿De verdad tengo pinta de robot?
- Segundo, si he creado esta comunidad, es para dar el ejemplo, y si es un buen ejemplo, mejor. Todos sabemos que Facebook es una herramienta fantástica para dar a conocer solo lo mejor de nosotros. Aprovechamos esta faceta falsamente positiva cada día. ¿Os acordáis de cuando solo existía la opción de «Me gusta» para opinar en los comentarios de Facebook? Pues Mark Zuckerberg y sus amigos se han dado cuenta, felizmente, de que la vida tiene más matices y han añadido más emoticonos para interactuar con nuestros contactos de Facebook (contactos que quieren hacernos creer que son amigos, pero éste es otro debate). Me gusta hacer referencia a Mark Zuckerberg en mis posts, porque, me guste o no, me ha permitido crear esta tribu y mantener estas relaciones tan enriquecedoras con vosotros. Ahora que lo pienso, tal vez Mark Zuckerberg sí que es un robot, en fin ya lo investigaremos.
Total, en Facebook hablamos de nosotros mismos (qué mejor para la autoestima, ¿verdad?) mirándonos en un espejo mágico que nos dice que somos la/el más guapa/o, más lista/o, más popular, más resiliente, más valiente, etc.
Es muy fácil, ¿verdad?
Y también es muy falso.
Solo damos a ver una parte de la realidad, por mil motivos.
Como os he dicho al principio, mi principal motivo para crear esta comunidad de colibríes y ayudarla a crecer sana y fuerte, es dar el ejemplo y ayudar a las personas que sufren, compartiendo recursos que a mí me han ayudado muchísimo. Ésta es la explicación más visible.
Otras motivaciones más realistas, más profundas y más duras, seguramente, no son tan admirables:
- Para llenar huecos que tengo en mi vida a nivel afectivo y social.
- Para ayudarme a seguir luchando, porque yo también sufro, sigo teniendo algunos síntomas y algunos baches, como el que estoy viviendo estos días.
- Ayudo a los demás para compensar la ayuda que no recibí en su momento, cuando más la necesitaba.
- Intento ofrecer, y a veces imponer, las soluciones que a mí me han funcionado.
- Quiero agarrarme a mil posibles soluciones que hagan que la muerte me toque lo más tarde posible, porque como todos, la muerte es una cosa que me da mucho miedo.
¿Divertido, eh?
Realista, amigos.
El primer punto es muy fácil de entender.
1. Llenar mi vida de sentido, desde el punto de vista de los contactos humanos.
Siempre he tenido muchos amigos, aunque haya viajado mucho, siempre he conseguido rodearme de amigos en cualquier sitio en el cual aterricé. He aprendido a establecer amistades muy rápido, y también a deshacerlas rápido, por motivos de la vida. Siendo extranjera en todas partes, es mi «pan» de cada día. Uno se acostumbra. La amistad es uno de los valores que más he privilegiado en la vida, aunque sea también uno de los factores que más me haya hecho sufrir. Cuando conocí a mi marido, pensaba que nadie me iba a sacar del nidito en el cual me había instalado hacía unos cuantos años, en un pueblo del Pallars Jussà. Pero lo consiguió, y cuando nació nuestra hija me mudé otra vez, un poco más arriba en las montañas si cabía, en un pueblito de Andorra, aunque sigo teniendo un pie en cada lado de la frontera.
Este enésimo traslado en mi vida coincidió con el peor momento que viví en términos de salud, como os he explicado muchas veces. El nacimiento de mi hija fue un momento de mayor felicidad y el punto de inflexión de mi salud, después de años y años de progresión lenta de mi enfermedad autoinmune, la tiroiditis de Hashimoto.
Desde entonces mi vida afectiva y social pagó el precio de las consecuencias físicas y mentales de mi enfermedad, de mi manera de intentar llevarla como podía mientras estaba sumida en una depresión, incomprensión y frustración tremendas.
Estuve a punto de perder a mi familia, mi pareja, mi trabajo, mis amigos, mi vida, todos los logros que había conseguido después de años y años de lucha y esperanza. Y las relaciones de amistad también pagaron un precio muy alto. Por incomprensión de lo que me estaba pasando para que estuviera tan mal y no pudiera hacer casi nada de lo que hacía antes, por haberme metido en unos experimentos tan raros de alimentación que «no tenían nada que ver con [mi] depresión»… Por el rechazo que la gente «sana» le tiene a alguien que siempre está «depre» y negativo.
Luego, poco a poco, ocurrió un cambio. Salí de mi crisálida como una mariposa, era la misma pero a la vez era totalmente diferente. Este cambio radical acabó de encargarse de hacer una última selección entre mis relaciones sociales.
Antes, nada me gustaba más que quedar con alguna amiga en una pastelería, tomarme un café con leche y unas pastas, y pasarnos un par de horas quejándonos de todos los individuos del planeta tierra y del más allá. Todo acompañado por un buen cigarrillo (horror supremo, jajaja). Ahora, no podría, ni por tomar estos alimentos, ni por estas conversaciones, ni por estas actitudes. Entonces, ahora es complicado mantener el contacto con personas con las cuales solo era capaz de tener conversaciones basadas en la queja.
Con el tiempo, entiendo muchas cosas. Entiendo que mi estado de irritación, ansiedad y depresión crónicos era muy mucho debido al estado de inflamación crónica de mi organismo. Ahora que mi cuerpo, mis intestinos y mi cerebro ya no están tan inflamados, ya no soy depresiva, ni quejica, ni alterada mentalmente.
Entonces ¿cómo mantener relaciones con personas que sí conservan la misma dinámica de queja y negatividad? Muy complicado.
Mi vida se ha encargado de ayudarme a hacer una transición suave. Antes, tenía una alta dependencia a los demás. Mi crisis de salud, que se acompañó de una soledad feroz, me enseñó a sacar las fuerzas y la confianza de mis entrañas, para salir adelante, sola.
Ahora, poco a poco he podido volver a acercarme a unos antiguos amigos más «positivos». Otros antiguos amigos han desaparecido del mapa por mutuo acuerdo, y lo que es aún más interesante, es que han aparecido nuevos amigos en mi vida, de manera muy progresiva y natural.
- Primero, montones de amigos «virtuales» (seguro que os encanta que os llame amigos virtuales, jajaja) a través de esta comunidad de Internet. Amigos virtuales que tengo la firme intención de desvirtualizar tanto como pueda, durante este año y los siguientes. Ya empecé, y conseguí conocer, hablar y abrazar a personas fantásticas que llenan mi vida de valores positivas.
- Pero también he conocido a otras personas muy sanotas, sobre todo en el contexto del cole de mi hija. Y flipo con las relaciones que mantengo con estas personas. Relaciones muy sencillas, basadas en conversaciones en torno a nuestros hijos, la vida cotidiana, la comida sana, actividades en la montaña, clases colectivas de Pilates, sesiones de piscina… Conversaciones y actividades muy normales e incluso superficiales que nunca habría tenido antes, por encontrarme siempre en un contexto de desesperación profunda.
O sea, después de vivir meses de soledad profunda, empecé a romper esta soledad, buscando una tribu virtual, hurgando en los foros en inglés, francés y español, luego creé esta comunidad, y más adelante, fui capaz de sacar la nariz fuera, en el «mundo real» y establecer contactos sanos con personas agradables y positivas.
Intento no encerrarme en mi mundo virtual, mi zona de confort, mi lugar de bienestar, donde muchos me entienden, me apoyan y me valoran. La soledad y la vida virtual son una zona de confort muy agradable, nadie nos juzga, nadie nos critica, nadie nos molesta, nadie nos pone a prueba… pero también, en la soledad nadie nos achucha, nadie nos reconforta, nadie nos aconseja y nadie nos motiva a ser mejores personas.
Ésta es una de mis luchas constantes. Enfrentarme más al mundo real, interaccionar más con el exterior, siendo una persona nueva que no acabo de conocer bien del todo. Todavía me cuesta distinguir qué partes de mi antigua vida siguen conformando mi personalidad, y qué aspectos nuevos de mi vida van a seguir acompañándome hasta mi último día. Sé que estas frases suenan muy raro, pero también sé que algunos de vosotros entendéis lo que quiero decir. No, no he fumado ninguna substancia ilícita. Y sí, sigo estando en el ascensor entre dos pisos, en un espacio entre dos historias.
Otro motivo por el cual le dedico mucho tiempo a esta comunidad, o sea a cada uno de vosotros, es para:
2. Ayudarme a mantener mi propia motivación, egoístamente.
Primero, está claro que para crear una comunidad y apoyar a las personas que la constituyen, hay que haber superado la mayoría de nuestros obstáculos personales, de salud, etc. Hay que tener energía de sobra, y esto hace unos meses no lo tenía. Cuando empecé a estar mejor, supe que una parte de mi misión sería intentar ayudar a los demás, igual que yo había encontrado varias formas de ayuda, vía libros, blogs, información en foros de Internet, podcasts, etc.
¡Pero sé perfectamente que ayudar a los demás también me ayuda a mí un montón! Doy el ejemplo, muestro una cara siempre (o casi) amable, comprensiva, empática, generosa… Pero no soy tan perfecta, no soy un robot, a veces como cosas que no me convienen, a veces me deprimo (aunque me de-deprime muy rápido), me desanimo, me enfado, dudo de mi futuro profesional o personal, etc.
Pero siempre vuelvo a encontrar la motivación cuando leo vuestros mensajes, vuestras fotos de comidas, vuestros testimonios de logros, que sean grandes o pequeños, y esto me ayuda enormemente. ¡Que lo sepáis! ¡Os beneficiáis de mi energía positiva, pero yo también aprovecho la vuestra para alimentarme! Toda la motivación y el apoyo que no encuentro en mi entorno cercano, lo busco entre vosotros y sois tan generosos por compartirlo conmigo.
Es cierto que nunca crearé una actividad en el grupo Facebook que se llame «Hoy compartimos mensajes y fotos de todas las comidas basura que hemos tomado, nos quejamos de todos nuestros males y nuestros miedos, nos desahogamos, nos lamentamos y luego seguimos con nuestra vida». Sería lo más fácil, pero seguramente no sería ni lo más útil ni lo más adecuado.
Por eso siempre «damos el pego», y si un día puntual no nos sentimos bien, es igual, le hacemos un comentario amable a una persona del grupo que esté peor que nosotros, enviamos un chiste, nos concentramos en nuestras tareas urgentes, respiramos hondo, damos un paseo…
Intentar forzarnos a ver las cosas desde el lado positivo es duro, puede parecer falso y superficial, pero si nos esforzamos tantísimo, al final se vuelve más espontáneo, más natural y esta actitud nos acaba definiendo.
Es cierto que nuestro carácter puede cambiar gracias a adoptar una alimentación y un estilo de vida totalmente diferentes. Me pasó a mí, fue difícil de entender y gestionar al principio, pero qué alegría poder ser ahora la persona que siempre he querido ser, eficaz en el trabajo, productiva mental y físicamente, serena, activa, divertida, entusiasta, optimista. Quien lo hubiera dicho.
Esta metamorfosis fue dolorosa pero disfruto sus efectos positivos cada minuto, y le agradezco a la vida (y a la ciencia) todo lo que he aprendido y que me ha devuelto la chispa.
O sea, que esté bien claro: no soy un robot, no me alimento de clavos y tornillos, y sí tengo mis días malos, mis momentos de agobio, mis días en que no como solo lechuga y boquerones con aceite de oliva, mis épocas en que pienso que debería llamarle a alguien para ir a pasear en vez de seguir tecleando en el ordenador (aunque algo me dice que cada segundo que paso escribiendo estas líneas de manera obstinada tendrá su recompensa, algún día), días en los cuales pienso que no soy tan guays como la gente pueda creer, días en que peleo contra mi metabolismo que no me deja hacer todo el deporte que me gustaría, contra mi tendencia al sobrepeso, mi obsesión con la comida y mi adición al azúcar, días en que me pongo triste porque no me atrevo a salir a cenar con amigos…
O sea, profundamente humana, frágil y con mis defectos y miedos, como todos vosotros. Lo único es que no lo muestro cada día cuando os escribo. Y también, porque sé que no me puedo quejar porque hay personas, en este grupo y en el resto del mundo, que sufren y luchan muchísimo más que yo.
Y sí:
3. Os ayudo a vosotros como manera «saludable» de transformar la rabia que tengo por no haber recibido el apoyo que necesitaba y que pedía a gritos hace un par de años.
Cuando me dicen «Oh, estás radiante, te funciona muy bien el AIP, ¿verdad?»; o «En serio, has cambiado tanto que apenas se te reconoce»; o «Dime qué comes, quiero seguir la misma dieta que tú porque estás estupenda»… pienso: «¿Por qué coj-biiip-nes me pedís ayuda y me admiráis ahora, cuando necesitaba vuestro apoyo y vuestra consideración al principio de todo, cuando estaba en el fondo del pozo, y me girasteis la espalda?». Pero luego me callo y doy todos los consejos que me piden, con alegría y satisfacción.
Hay que aceptar que no podemos recibir todo lo que pedimos, en el momento exacto en el que lo pedimos o lo deseamos. Si nosotros no entendemos lo que nos está pasando cuando nuestro organismo se vuelve loco, la gente de nuestro entorno lo entiende todavía menos. Si necesitas ayuda, pídesela a personas que te pueden ayudar de verdad. Y muchas veces, son personas que han vivido o están viviendo situaciones similares a las que estás experimentando. Para eso existen todos los grupos de apoyo de Internet.
Y también, muchas veces funciona el viejo truco de ayudarle a alguien por nada a cambio. De repente, ves que recibes un montón de ayuda por otro lado, que nunca te habrías esperado. Es el círculo virtuoso de la generosidad, aunque tengamos que forzarnos un poco al principio para empujar la rueda.
Está claro que en muchas ocasiones, si pedimos ayuda a gritos no funciona. Pero en cambio, si seguimos nuestro caminito discretamente y de manera constante, los resultados aparecen y la vida se transforma a nuestro alrededor. ¿Magia, milagro? No, ¡esfuerzos, sacrificios, sufrimiento, lágrimas y paciencia, mucha paciencia!
El penúltimo punto que acaba de demostrar que no soy ni un robot ni una máquina humana perfecta e irreprochable es que:
4. Tengo el gran defecto de querer compartir lo que a mí me funciona.
Está genial, porque creo que les puede funcionar a otras muchas personas. Pero el peligro de ello es que un entusiasmo exagerado puede convertirse en imposición, censura, rigidez y paternalismo, como me lo reprocharon algunas personas cuando me echaron de un grupo de hipotiroidismo.
Resumiendo: tenía una vida de mierda con una enfermedad autoinmune a la cual no hacía ni puñetero caso y que me estaba destrozando la existencia de manera silenciosa y determinada. Tuve una crisis de salud que me puso a prueba y me colocó literalmente entre la vida y la muerte. Descubrí unas soluciones que me permitieron recuperar mi vida y mejorarla muchísimo, en la forma de unas pautas dietéticas y de estilo de vida. Me entusiasmó tanto el conjunto de la experiencia que quise compartirlo con el universo entero.
¿Cuál es el límite entre compartir e imponer? Cuento con vosotros para pararme los pies si veis que me paso en este aspecto.
Éste, veis, es uno de mis peores defectos, el más difícil de admitir. Lo que me pasó a mí no tiene por qué pasarle exactamente igual a todas las personas del mundo mundial. Lo que me salvó a mi puede amargarle la existencia a otro. A unos les podría ir bien, a otros no tan bien. Otros no querrán ni probarlo y me insultarán o me despreciarán por charlatana, intrusa o bruja. Yo qué sé.
Conozco el valor y la veracidad de lo que experimento y lo que predico, y si a alguien le va bien, estoy feliz. No tengo que frustrarme si alguien rechaza mis consejos o mi ayuda. Tampoco debo imponerle mis descubrimientos a nadie. El mundo es amplio, cada persona es un mundo, las posibilidades de dar, recibir y rechazar ayuda son múltiples, Internet es un templo y un enorme cubo de basura a la vez. Relajémonos y activemos nuestro sentido común y nuestra visión crítica.
Y para acabar con un toque divertido, os decía que si le dedico tanto tiempo y energía a investigar y compartir sobre estos temas de salud y alimentación que me apasionan tanto, es:
5. Para crear entre yo y la muerte un escudo invencible que me protegerá y me hará vivir feliz en la eternidad de los tiempos, jajaja.
Bueno, en serio, he vivido muchas experiencias difíciles en la vida, a menudo relacionadas con la muerte, y es cierto que el hecho de tener una enfermedad autoinmune no es una cosa que precisamente me asegure una esperanza de vida centenaria.
La mayoría de las mujeres de mi familia han sido o están afectadas por este terrible asesino en serie que es Alzheimer, no quiero ser una de las próximas en la lista. Cada día leo que se están estudiando maneras de mantener este monstruo a raya, a pesar de nuestras predisposiciones genéticas. Principalmente, mediante dieta y estilo de vida.
¡Gracias, queridísima epigenética, tú que le inspiraste su nombre a este blog y al grupo de Facebook, por darnos un poco de esperanza, por hacernos creer que podemos cambiar nuestro destino! ¡Te quiero y te sigo la pista a tope, eh!
A los que somos control-freaks y rozamos la ortorexia por momentos, nos da cierta tranquilidad pensar que si controlamos lo que comemos y cómo vivimos, tenemos cierto poder de controlar nuestra vida, entonces nuestra muerte, ¿verdad? Qué sensación de poder, ¿no? Qué dulce ilusión. ¡Mucho cuidadín con el pensamiento mágico y las ilusiones de superpoderes!
[Desafortunadamente, un ejemplo muy duro de que por mucho que nos esforcemos, no podemos siempre vencer a la enfermedad, como tristemente le pasó a Martine Partridge, bloggera en EatHealThrive y firme defensora del AIP, que murió la semana pasada de las consecuencias de su enfermedad de Crohn, curiosamente pocas horas antes de que yo escribiera estas líneas.]En fin. Ya que he dejado que mi sistema autoinmune destruya parte de mi cuerpo durante años sin enterarme de nada, ahora que tengo las herramientas para frenar el proceso, voy a dedicarle cada día de mi vida a trabajar en este sentido. Para tener muchos más años más de buena calidad de vida, para compartir con mi hija unos valores fundamentales de las cuales será orgullosa, para recuperar algo de todo el tiempo perdido…
Una de las razones más profundas de mi trabajo y mi lucha, precisamente es para contrarrestar y vengar a mi manera las vidas truncadas de algunas personas de mi entorno. Si no puedo cambiar el pasado ni forzar a nadie a que se cuide, ni en vida ni en la tumba, pues por lo menos dispongo de un tiempo valiosísimo para aplicarme a mí misma todos los recursos que tengo a mi alcance más los que me inventaré, para compartirlos con los que quieran, y colocar mi pequeño granito de arena en forma de palabras y energía a todas las personas que lo necesiten.
¿Ahora veis que de verdad no soy un robot? ¿Os he convencido?
Me interesa vuestra opinión sobre este punto: ¿siempre intentáis dar una imagen positiva, fuerte, luchadora e invencible de vosotros? ¿Admitís fácilmente vuestros fallos y defectos? ¿Pensáis que vuestra fuerza puede venir en parte de vuestra fragilidad? ¿Acogéis vuestras facetas más oscuras como parte de vosotros, sin juzgaros ni torturaros por ello? ¿Estáis en guerra contra vosotros o ya habéis hecho las paces con vosotros mismos?
Gracias por intercambiar sobre estos temas tan íntimos, profundos e imprescindibles para ser unos humanos lo más sanos posibles, ¡con todos nuestros defectos y virtudes!
para ser sincera… yo ya sabía que no eras un robot! jjijiji si no un encanto de persona! Eres pues una persona humana, y ahí creo que va intrínseco lo maravillosamente complicados que somos a veces, ¿no? 🙂 abrazo oso para ti!
Parece que tú tampoco eres un robot, ¿verdad? Oh cómo me gustan los humanos y en particular a personas como tú! Besos y abrazos, Sara!
Aquí Gisela, la amiga que le preguntó si era un robot! 😀 jajaja
Ahora me has dejado pensando a mí, porque muchas veces uno no es consciente de que dice algo medio en broma a otro, y ese otro puede tirarse días dándole al coco a esa frase, porque tal vez no se había dado cuenta de la imagen que proyectaba. Siento que le hayas dado vueltas, pero me alegro de que lo hayas hecho si de ahí ha salido esta entrada TAN fabulosa!!
Estoy súper de acuerdo con la imagen falsa de las redes sociales, y el cambio añadiendo variedad a las reacciones de FB, por ejemplo, es una muestra de que, poco a poco y en algunos sectores más que en otros, la gente se va dando cuenta de que hay muchas más emociones aparte de la alegría y la diversión y aparentar que todo es divino en la vida de uno.
Es algo que yo estoy trabajando intensamente con mi terapeuta, porque no aceptaba cualquier emoción que no fuera la alegría. Y como bien saben muchas personas de esta comunidad, para hacerme saber que eso no es así, llegó la emoción del miedo a mi vida en grandes dosis con una agorafobia 🙂 El cuerpo es sabio y se encarga de hacernos saber lo que ocurre. Igual que a ti tu enfermedad autoinmune te pedía ayuda a gritos pero no la oías. Igual que tantos miles de personas que siguen sin empoderarse y sin hacerse cargo de que el médico sigue con su vida aunque tú te encuentres horriblemente mal.
Por otro lado, me encanta que sepas ver tus defectos y los expongas de manera tan valiente aquí, para nosotros. Porque ese es el paso más difícil. Ese bichito que nos hace vivir dentro de nosotros, nos dice que somos lo más fantástico y maravilloso de la vida, que todo el mundo debería seguirnos en lo que hacemos y blabla, y hay personas que se suben tanto a esa idea, que cuando llegue la caída al mundo real, se van a dar una buena torta 😀 La enfermedad, como bien dices, te vuelve humilde y te enseña a pedir ayuda.
Gracias, Alice, por mostrarnos tu tú humana vulnerable pero perfecta por ser como es <3
Muchas gracias por tus palabras, Gisela y que no te sepa mal haberme hecho reflexionar! Al contrario! Gracias también por ser sincera con tus propias luchas. Un fuerte abrazo, humano y cálido!
Yo ya sabía que no eras un robot jajaja. Estas reflexiones te hacen más cercana aún y el mensaje de que todos buscamos ese equilibrio tan difícil para sanar, tranquiliza mucho. Las redes dan una imagen de perfección absoluta en estos casos y eso desmotiva a mucha gente. Me alegra poder leerte. Besos, Alice.
Hola Mariquilla y mil gracias por tus palabras!! Veo que ya era hora de que escriba un post que desmitifique un poco mi «personaje», jajaja! Ya ves que no soy perfecta, ni mucho menos. Y esto me ayuda a seguir mi camino e intentar mejorar un poquito cada día! Un abrazo fuerte.
Alice, no sabes cómo me ha llegado tu escrito!!! Es verdad que desde el otro lado podrías «parecer un robot» porque te admiramos en tu trabajo y la fuerza que demuestras, pero los que estamos en esta lucha diaria sabemos lo que es y imaginamos que todos tenemos debilidades y flojeras, incluso tú…pero se agradece muchísimo cuando lo lees y lo sientes tan cerca… La gente me dice últimamente lo de «no sabes cómo te admiro por tu fuerza de voluntad», y a veces pienso, soy idiota, esto es un sacrificio que no compensa…Me quedan 2 días del AIP (fase inicial) y estoy de bajón, quisiera encontrarme perfecta y no lo estoy, y solo pienso en que se acerca mi cumpleaños y quiero una «fucking» tarta, una paella y una copa de vino!! Y allí está mi Instagram lleno de platos estupendos y que hacen parecer y que todo mola mucho, pero es duro y todos flojeamos a veces…. Te doy las gracias, de Verdad, eres estupenda y muuuy humana!!!?
Muchas gracias Claudia! Tú también eres súper luchadora y súper humana! Sabes, a veces tengo que ponerme la máscara del robot, para seguir manteniendo mi rumbo y no caerme… Me ayuda a mantener la barra alta. Todo lo que estás viviendo ahora mismo lo viví yo hace año y medio cuando empecé… Me relajé cuando conseguí convencerme de que éste no era un camino de 30 ó 60 días, sino de toda la vida. Así que ya te lo puedes tomar con calma y con compasión hacía ti misma!! Ah, tuve que desapuntarme de todos los grupos de recetas 😉 Cuántas menos recetas veo, mejor me siento. Incluso recetas AIP, porque muchas son de postres y… fuera, bicho. Mi «pastel» de cumpleaños en octubre pasado fue el más delicioso: una manzana cortada a trozos con unas velas y… todos mis amigos alrededor. No necesito pastelitos para ser feliz 😉
Claudia mi cumpleaños también se acerca y estoy como tú… Llevo 5 meses AIP y lejos de encontrarme mejor, cada día me siento peor, más floja, más desanimada, más apagada y menos yo… no digo que sea lo común, pero yo cada vez como menos alimentos y cada vez me encuentro peor. Sinceramente creo que es por la parte emocional, por ser tan increíblemente dura conmigo misma y por no ser capaz de flexibilizar. No digo que te des un atracón ¡obviamente! Pero no te martirices, ni te sientas mal si el día de tu cumples te tomas un pedazo de tarta para celebrar que estamos VIVAS. Que lo emocional también nos alimenta y nos enferma, a veces más incluso que lo que comemos. Así que no te desanimes. Es importante saber lo que nos sienta y lo que no nos sienta bien, pero manteniendo siempre respeto y compasión hacia nosotras mismas.
Un saludo bonita!
Hola RL y gracias por tu mensaje. Está claro que toda la parte emocional influye muchísimo, y también el hecho de ser duros o intolerantes con nosotros. Así como reducir la cantidad de alimentos que consumimos en el AIP. Es una de las causas más frecuentes de decepción o fracaso en el protocolo. 5 meses de AIP si te limitas a muy pocos alimentos y te aburres en cada comida, son factores que te pueden desanimar bastante. ¿Has intentado variar tus alimentos? ¿Has intentado reintroducir algunos alimentos? ¿Consumes casi 1 kg de verduras cada día? ¿Buenas fuentes de grasas y proteínas? ¿Has reducido tu aporte calórico? ¿Y qué tal el ejercicio, estilo de vida, etc.? Tal vez te pueda ayudar leer esta otra entrada sobre cómo superar los obstáculos del AIP. Mucho ánimo! http://episalud.com/tan-dificil-seguir-aip-protocolo-autoinmune/
La verdad que estoy muy desanimada y muy muy rígida con la dieta AIP, en casi 6 meses no he comido absolutamente nada que no fuera AIP y ya se me hace cuesta arriba, ya estoy comenzando con la reintroducción de huevo, frutos secos y fruta (he estado los 5 meses sin fruta porque me lo recomendaron para el SOP), pero es tal el desánimo y la obsesión volcada en la alimentación, que me cuesta mucho llevarlo de manera sana y natural. Cada vez estoy más cansada y con más malestar.. Cuando empecé estaba enérgica, ya que yo no tengo ninguna enfermedad autoinmune, solo SOP, y cada vez me siento más deprimida, más de bajón y mis reglas se han vuelto completamente irregulares… No sé si AIP no está hecha para mí, pero desde luego no estoy viendo resultados. Como muchísima cantidad, bastante más de 1 kg al día de verduras, mucha grasa y proteína de calidad (pescado azul pequeño cada día, ternera de pasto y cerdo ibérico) en mis 3 comidas, además hago pesas y yoga (aunque este último mes apenas he ido al gym por cansancio extremo) y dormir sí duermo verdaderamente bien. Es curioso cómo cada vez estoy más pochada y sintiéndome más débil, con lo bien que estaba cuando empecé. Hay algo que no encaja y la verdad que lejos de sentirme bien, me encuentro cada día más lejos del bienestar que buscaba cuando empecé con todo esto.
Hola, RL. Leyéndote, lo primero que me viene a la mente es que te estén faltando carbohidratos, porque yo los primeros días de AIP bajé muchísimo el porcentaje de CH y me notaba por los suelos. ¿Has probado a subirlos? ¡Ya nos contarás si mejoras! 🙂
He tardado en leer el artículo cerca de una hora por que me sentía tan identificada con cada frase que me tenía que parar a reflexionar como si fuera yo quien lo hubiera escrito! He sentido hasta un déjà vu cuando he leído la pregunta final: «¿Pensáis que vuestra fuerza puede venir en parte de vuestra fragilidad?», sin duda, es algo que siempre he pensado e incluso me lo iba a tatuar: «La fragilidad de mi fuerza, la fuerza de mi fragilidad», pero desistí por que los tatuajes…no son AIP!jejeje
Muy identificada con el aspecto de las relaciones sociales y las amistades, duele decir adiós a gente con la que has compartido una etapa de tu vida, pero formaban parte de esas etapas, cumplieron su función en ese momento y hay que reconocer cuando ya no nos hace bien retener a esas personas en nuestra vida, cuando ya no ganas con ellas sino que pierdes. En cambio vienen otras que nos llenan esos huequitos que se van quedando!
También me ha gustado eso que has dicho de que ya no sabes qué partes de tu antigua vida siguen conformando tu personalidad, y qué aspectos nuevos te van a acompañar hasta tu último día. Yo también he reflexionado mucho sobre esto. Eres una antigua tú, pero más positiva y fuerte, con más arrojo y determinación…y verás a tu antigua tú, más instintiva, quizá algo depresiva y pesimista en tus momentos más flojos, la diferencia es que ya tienes las herramientas para salir de ahí. Eres la versión 2.0 de tí misma 😉
Eres muy valiente por todo lo que has conseguido pero más por abrirte ante nosotros y contarnos TODO, no solo lo bueno y bonito. Pero es que eso, en parte, es lo que nos hace avanzar, por que si todo fuera bonito ya no tendríamos nada más que hacer, no evolucionaríamos más, así que, mi conclusión es que este lado «oscuro» es muy necesario! Por que, no te puedes levantar si no te caes, verdad?
Gracias por este increíble post Alice!
Muchas gracias Mary, por tus palabras y por estar ahí tan cerquita. Gracias por tu confianza y por crecer junto a toda la tribu de Epiluchadores!! Hay que ser sinceros y humildes en esta vida. No podemos pretender a nada más de lo que somos, simplemente. Abrazos!
Bueno, bueno…. Dices que aquí expones tus defectos, pero yo no veo ninguno!.
Eres como todos y eres real. En las redes sociales es cierto que hay mucho postureo, pero son personajes, no personas creíbles.
Los cinco puntos que planteas, son plenamente comprensibles, quizás porque yo me veo reflejada en cada uno de ellos, no los veo negativos… Será que me quiero mucho? Estoy segura de que tu también te quieres.
Qué mensaje más claro, sincero y emocionante, Belén. Me alegro mucho tenerte a mi lado. Gracias por hacer este camino más llevadero, compañera!!
Gracias por compartir tus experiencias, tus debilidades, tus fortalezas!! Eres un gran ser humano lleno de luz , tanto que iluminas los días con cada comentario qué haces!!! No creo que solo a mí… veo que a todas las integrantes de este Maravilliso camino!! Gracias por dejarme entrar en tu mundo!! Gracias …. gracias….
Mil gracias por tus palabras, Ana Rosa, y gracias por acompañarme en nuestro camino común!! Un fuerte abrazo.
Alice gracias por este post tan humano. A mi me llega en un momento muy difícil, en el que estoy llena de altibajos emocionales y llena de dudas por todos los lados.
Sé que es sentirse como describes y a mi muchas veces tb me encantaría atiborrarme a chuches en el cine o tomarme una porción de pastel lleno de gluten y nata. Pero la vida me ha llevado por otro camino, como a tantas personas de esta comunidad.
Creo que todavía no he aceptado del todo mis defectos y ahora estoy aprendiendo a decirlo abiertamente con las personas que quiero, soy hipocondríaca, insegura y tengo traumas sin resolver que me hacen la existencia muy difícil. Mira a mi tb se me cae la lagrimilla escribiendo. Estoy en un momento duro y se que como tu dices es pasajero pero uno se siente sólo, aunque no lo esté.
Yo si fuera tu vecina no nos iríamos a tomar ese café con pastas, pero me cogería la bicicleta con la bolsita del picnic y llevaría caldo de huesos y brochetas de fruta a tomar vitamina D. Yo prefiero esta vida aunque tenga su renunciar a otras muchas cosas. Si, soy diferente al resto pero ahora ya me siento hasta orgullosa de ello.
Un beso enormeeeee
Hola artista, no sabes lo que daría ahora por poder salir contigo en bici, tomar el sol y compartir este delicioso pícnic que has preparado!! Y que me cantes una canción preciosa ;). Algún día seguro que nos conoceremos y nos abrazaremos. Mil besos y ánimos. No estás sola, eh. Estoy aquí contigo.
Alice….
Muchas gracias por abrir tu corazón contarnos tus miedos y tus logros.
Muchas gracias , somos el reflejo del todo y puedo verme en muchas facetas y a lo largo de mi vida he cambiado tantas veces…. el hacer público o el hablar con los amigos , familia de como somos en realidad yo creo que nos hace ser más conscientes de saber quiénes somos y de alguna manera buscar un mundo más justo… gracias de ❤️
Hola Alice,
El dia que publicastes esta entrada estaba literalmente K.O (dolor de cabeza, niebla mental, somnolencia…) y NO pude terminar de leerla en el día… Hoy ya estoy mejor y ya la he leído enterita… y como bien dice una compañera : no veo ningún «defecto» de carácter…en lo que si estoy de acuerdo contigo es que era cierto que dabas una «imagen dura de mucha seguridad a seguir como ejemplo» (en compartir de forma muy entusiasta suena a imperativo) y eso lo he percibido muchas veces en comentarios entre nosotras… (me hago la misma reflexión para mi misma : debo de tener el «mismo defecto» pq percibo reacciones de rechazo a mis comentarios por imperativos )… enfin…gracias por darte a conocer de forma NATURAL. Un abrazo!
Muchas gracias por tus palabras y tu apoyo, Loli. Creo que tenemos que «ponernos duros» si queremos reducir nuestros síntomas de manera importante y asegurarnos una buena calidad de vida a largo plazo. En este contexto, sí que es necesario ser bastante exigentes, pero hay que encontrar un equilibrio entre ser demasiado perfeccionista y tirarlo todo por la borda! Un abrazo y seguimos en contacto!
Bravo, Alice ! No es fácil «desnudarse» ante los demás y desmarcarse del sendero habitual. Pero al final, creo que cada uno debe seguir su camino y como bien dices, desprenderse de esas personas que no nos entienden y son tóxicas para nuestra evolución.
A veces me cuesta entender por lo que pasas porque tengo la suerte de tener una buena salud (aunque siempre todo es mejorable), pero te admiro por ser una luchadora y seguir tenazmente tus principios. Las recaídas son un síntoma de nuestra humanidad, en todo aprendizaje hay avances y retrocesos, pero lo importante es saber la dirección en la que vamos. Y eso, lo tienes muy claro. 😉
Bisous !
Merci Martine. Tu mensaje aquí me sorprende y me alegra mucho, ya que eres una de las pocas personas de mi mundo profesional y personal que conoce la existencia de este blog. Precisamente no lo he publicado entre mis otros contactos traductores y/o amigos, porque sé perfectamente que desde fuera, nuestros problemas y nuestra lucha pueden parecer difíciles de entender. Así que muchísimas gracias por leerme aquí e intentar entendernos ;). Un abrazo fuerte y de verdad, me he emocionado mucho al leer tu comentario. Besos!
Alice, has leído «Ítaca» de Kavafis?. Si no has tenido oportunidad, hazlo por favor, te verás reflejada, parece que fue escrita para tí.
Y no, no eres un robot, todo lo contrario. Eres una mujer inconformista, curiosa, fuerte que día a día lucha contra las normas establecidas por gran parte de la comunidad médica y social para encontrar tu bienestar y mejorar la salud, no eres un robot insisto, eres una heroína. Has tenido que superar muchas cosas – demasiadas probablemente – luchar contra viento y marea cada día, caerte y levantarte, tratar de ignorar malas lenguas, opiniones y quizá burlas…. pero mira dónde estás y cómo te encuentras. Lo más hermoso de tu historia es que no te la guardaste para tí, decidiste regalarnos tu sabiduría sin pedir nada a cambio, esa que tanto te ha costado adquirir.
Si alguna vez te has preguntado cuál es la razón por la que estás en el mundo, yo te puedo responder; porque eres necesaria para todos nosotros. Gracias por vivir Alice, gracias por existir.
Mil gracias!
Esther, me he quedado impresionada por tus palabras! Muchas gracias, de corazón. Puedo ser bastante rígida pero creo que es necesario para avanzar. Pero cuando me hablan así me derrito como un helado al sol!! Y me hace feliz aportaros mi pequeño grano de arena para acompañaros en vuestro crecimiento. Ya miraré el libro que me comentas, me tiene intrigada! Un fuerte abrazo.
Hola Alice! No es un libro, es un poema. Para que no lo tengas que leer, te lo paso en audio, que sé que este finde estás liada.
Cierra los ojos, relájate y disfrútalo. ♥
https://youtu.be/8ieyuaxZCnI
Mil gracias Esther, el poema es muy bonito y muy inspirador! Un fuerte abrazo.
Gracias Alice por este maravilloso post. Me caen lagrimones por las mejillas.
Hoy me siento llena de dudas, miedos, rabia, tristeza. Sin ganas de hacer nada, solo tumbarme al sol y llorar y llorar… No sé si quiero ser lo que soy, solo siento que no sé nada, y me iría muy lejos, desaparecería.
Es curioso como aún no había leído tu post, y hoy que me siento en lo más hondo de un pozo, he venido a buscarlo. ¿Por que será?
En fin, gracias, gracias gracias. Porque no es oro todo lo que reluce. Y ni tu, ni nadie, es un robot.
Un abrazo bella.
Hola Martina, me he emocionado al leer tu mensaje. Gracias por tu sinceridad. Si somos generosos y apasionados podemos vencer todos los obstáculos, estoy convencida de ello. No tengo ninguna duda que irás muy lejos en estos mundos de la PNI. Ayudar a los demás le da sentido a la vida, así que merece la pena luchar por ello. Un fuerte abrazo y espero que ya hayas superado el bache!!
Magnífico ver cómo te dotas de las herramientas que necesitas, y de lo consciente que estás de para qué las necesitas. Es un placer leerte, nos haces sentirnos humanos a los demás también cuando nos vemos reflejados en tus historias. Gracias por exponerte de este modo. A tí te sirve, y a nosotros también.
Muchas gracias, María!